BIB AZAHAR 12
A Jesús Manuel Velarde
No, no se llevarán tu sombra hermano
mío, aquí la tendré, entre objetos
dibujándole células para que siempre
puedan acompañar a tus sentidos.
Cuando, el que se lleva la piel, haga
de tu hogar un tiempo fugitivo,
y tus manos ya libres de imágenes,
inquietas e inmóviles, digan:¿dónde
estás hermano?... Y el llamado se pierda
en medio de la soledad.
El filo de mi piel, estará protegiéndote
mientras cae el sonido de las hojas
de la mañana a una hondonada.
Sobre un cariño de carrusel
que mece al alma, dentro del tintero.
Yo aquí la tendré […] junto a mis ojos
germinando tu orgullo vano, clavándolos
en los cuadros de casa, en un Perú
lleno de tus sonrisas; almillas sobre las blancas hojas
que dicen tu nombre.
Yo te enseñaré a arrojar las piedras;
tú romperás las Lunas, y cojerás la médula del sol
homicida sobre el troquel.
Imaginado acaso, será tu vida la que caiga
siempre, sobre mis brazos de hermano.
No, no se llevarán tu sombra hermano
mío, aquí la tendré, entre objetos
dibujándole células para que siempre
puedan acompañar a tus sentidos.
Cuando, el que se lleva la piel, haga
de tu hogar un tiempo fugitivo,
y tus manos ya libres de imágenes,
inquietas e inmóviles, digan:¿dónde
estás hermano?... Y el llamado se pierda
en medio de la soledad.
El filo de mi piel, estará protegiéndote
mientras cae el sonido de las hojas
de la mañana a una hondonada.
Sobre un cariño de carrusel
que mece al alma, dentro del tintero.
Yo aquí la tendré […] junto a mis ojos
germinando tu orgullo vano, clavándolos
en los cuadros de casa, en un Perú
lleno de tus sonrisas; almillas sobre las blancas hojas
que dicen tu nombre.
Yo te enseñaré a arrojar las piedras;
tú romperás las Lunas, y cojerás la médula del sol
homicida sobre el troquel.
Imaginado acaso, será tu vida la que caiga
siempre, sobre mis brazos de hermano.
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Jean Peter Rojas Salvatierra
Jean Peter Rojas Salvatierra